Seguramente penséis que me había olvidado de vosotros, pero no. Aquí estoy, con la intención de sentarme a escribir un post y no perder esta sana costumbre de conectar con vosotros desde otra perspectiva.
Os voy a confesar que cada día tengo menos tiempo libre, para nada en concreto y para todo. Mi rutina, la familia, el trabajo, escribir, leer, las redes, dar forma al final de mi nueva historia, atender a mis lectoras, imaginar la siguiente…Y así un largo etcétera. Es ahora cuando, realmente, empiezo a ser consciente de los minutos que se escurren entre mis dedos, casi sin darme cuenta.
Eso sí, contenta y feliz. Sin quejas ni dramas.
Siempre he tenido la necesidad de llenar horas de mi vida con algo más que ir y venir. No sé, siempre he tenido la capacidad de aprovechar mucho el tiempo. Nunca he dormido demasiado y mi cabeza no suele desconectar de noche. Creo que sin darme apenas cuenta, he convertido mi debilidad en una fortaleza.
Quién me iba a decir a mí que esas horas robadas al sueño, que he perdido a lo largo de tantos años, las iba a canalizar en forma de historias. <<Nunca es tarde si la dicha es buena>> se suele decir.
No me suelo levantar a apuntar la tormenta de ideas que se me cruzan por la mente cuando estoy tumbada en mi cama, de momento, pero os puedo asegurar que todos los finales han surgido así, como ráfagas insignificantes que te alcanzan y de repente lo significan todo. Incluso parte de los giros en la trama, el momento clave de algún capítulo o esa frase exacta, que quizás no me salga igual de clara, por la mañana al levantarme. Seguro que cuando vaya perdiendo neuronas no me quedará más remedio que salir en mitad de la madrugada, coger mi libreta y apuntarlo todo, pero de momento,el método me funciona lo suficiente bien para no agobiarme con ello.
En unos capítulos cerraré el que será mi cuarto libro ( tercera historia) y está todo tan claro en mi cabeza que me acojona no saber darlo forma en el archivo word de mi ordenador. Es la historia que he tenido más clara desde el principio y por eso solo pido que los minutos que araño al reloj para darle a la tecla, sean sobre todo productivos.
No tardaré en compartir por aquí con vosotros los tres primeros capítulos y cruzaré los dedos para que os deje con muchas ganas de saber más. Gala y Marc, prometen.
Aquí os dejo por hoy. Qué al final se me vuelven a escurrir… los minutos, digo.
Feliz fin de semana para todos.