No sabía si escribir un nuevo post en medio de esta pausa que nos ha impuesto la vida, o esperar a que la nueva «normalidad» regresara a este mundo , al final, he decidido pasarme por aquí, básicamente, para que no os olvidéis de mí y porque darle a la tecla es una de las pocas cosas que me siguen motivando.
Tras la cancelación de la publicación de Nora y su vértigo constante, la falta de un horizonte claro a corto plazo y la puñetera incertidumbre, mis días se rigen por una bipolaridad constante, donde a ratos quiero ser optimista y a ratos solo quiero quemar las horas haciendo absolutamente nada y antes de irme a dormir tachar un día más de esta primavera que nos han robado en el calendario.
Como sabéis, toda mi energía y mis expectativas estaban puestas en esa publicación, que suponía mi primera vez con una editorial, mi primera vez en todas las librerías, mi primera vez … Y así podría estar toda la tarde, enumerando todas esas primeras veces que no han llegado todavía.
Así que, tras ese disgusto, el primer día de confinamiento, he tratado de recuperar el ánimo, poco a poco, pero es muy difícil tener la mente centrada en algo en concreto durante este aislamiento, sobre todo, a nivel social. Más de treinta días en casa, saliendo solo para lo básico, sin ver a la familia, a los amigos, a los compañeros de trabajo, excepto las veces que lo podemos hacer a través de las pantallas de nuestros móviles. No sé si os ha pasa a vosotros, pero mi cuerpo y mi mente han entrado en un bucle sin sentido, dónde como mal y a deshoras, cojo un libro para leer y al poco rato lo suelto, veo alguna película, sin mucho entusiasmo, o alguna serie que tenía pendiente, sin engancharme como antes, o me siento a escribir, con más intención que concentración, y para rematar, termino metiéndome en la cama con pocas ganas de sueño y la desazón de que al día siguiente seguiré en las mismas.
Psicólogos, sociólogos, coaches… Sí, lo sé, he leído todos y cada uno de sus argumentos y de verdad que intento ser constante y me obligo a mantener esa pequeña rutina, de la que tanto hablan, pero es muy difícil que el tiempo que dedico a cualquier actividad me cunda como cuando tenía ganas, ilusiones y vida.
Joder, menuda negatividad que me gasto hoy ¿no?
Bueno para terminar y dejar una pequeña ventana abierta a la esperanza, os confesaré que aprovecho mis pequeños momentos de lucidez para abrir nuevas libretas preciosas con nuevos proyectos, que ojalá empiecen a coger forma pronto, y que también avanzo con el que tengo entre manos, todo para que mi #amordelbueno siga fluyendo a pesar de todo.
#undíamenos
Os leo..